Entrevista a José Abreu Felippe

JOAQUIN GÁLVEZ

José Abreu Felippe (La Habana, 1947) es uno de los escritores más destacados y prolíficos del exilio cubano. Durante la década de los 70, en Cuba, al igual que otros escritores de su generación, comenzó a realizar su obra al margen de la cultura oficial. En 1983  abandona Cuba y se exilia en España, donde comienza a publicar  sus primeros libros. Su extensa obra literaria abarca narrativa, poesía, teatro y crítica, entre las que destacan sus novelas Siempre la lluvia ( finalista en el concurso Letras de Oro, 1993), Dile adiós a la virgen ( Poliedro, Barcelona, 2003) y El instante ( Editorial Silueta, Miami, 2011); los poemarios Orestes de noche (Playor, Madrid, 1985), Cantos y elegías (Verbum, Madrid, 1992) y El tiempo afuera (Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero, 2000); y  sus piezas de teatro  Amar así (Ediciones Universal, Miami, 1988), Teatro (Verbum, Madrid, 1998), que reúne cinco piezas, y Rehenes (Ollantay, Nueva York, 2003).  Su libro 121 lecturas (Neo Club Ediciones, Miami, 2014), reúne una selección de las reseñas de libros publicadas mayoritariamente en el periódico El Nuevo Herald de Miami. Compiló el libro Poesía exiliada y pateada (Alexandria Library, Miami, 2016). La memoria del tiempo (Editorial El Ateje, Miami, 2022), reúne artículos, presentaciones de libros, conferencias y entrevistas al autor.  Abreu Felippe, que reside en Miami desde 1987, recientemente le concedió esta entrevista a Insularis Magazine

Háblanos de tus comienzos como escritor y cuáles fueron tus primeras influencias literarias.

Fueron muy extraños esos comienzos, en mi casa no existía un ambiente literario. Mis padres eran personas maravillosas, pero sencillas, mi padre trabajando y mi madre atendiendo a cuatro fieras, no había libros en mi casa. Por las tardes, cuando mi padre llegaba del trabajo, después del baño se sentaba, mientras esperaba la comida, en el portal a leer, siempre novelas de vaqueros, que era lo que le gustaba. Yo desde el suelo lo veía leer y me preguntaba qué había en aquellas hojas que lo abstraían de esa manera. Cuando tenía como 10 años, mataperreando descalzo por las calles sin asfaltar de mi barrio, me hice una cortada en el dedo gordo del pie derecho que casi me lo arranco. Mi madre no me llevó al médico, me mandó para casa de una amiga que vivía enfrente y que era muy recta para que hiciera reposo allí. La amiga me sentó y me puso el pie sobre una silla y así estuve hasta que se me curó. Ella tenía un librero bien surtido en algún lugar de la casa, que nunca vi, y para mantenerme entretenido me traía libros. En ese entonces pasaron por mí, Poe, Salgari, Stevenson, Twain, Verne, Collodi, etc., etc. Por ahí empecé y supongo que esas fueron mis primeras influencias.


Eres parte de una generación de escritores cubanos que comienza a escribir su obra al margen de la cultura oficial cubana durante la década de los 70. ¿Por qué decides no publicar tu obra en el marco oficialista y qué consecuencias tuvo esta postura en tu carrera como escritor en Cuba?

Yo no creo que se pueda hablar de una carrera como escritor en Cuba, ya que nunca hice nada por publicar ningún libro, la UNEAC y comparsa no conocían, afortunadamente, que yo existía, por lo que nunca me pidieron nada para publicar. Yo sabía que lo que yo escribía no solo nunca se publicaría allí, sino que si llegaba a conocerse podría traerme problemas. Mi primer libro lo publiqué en Madrid.


Dentro de ese mundo clandestino de jóvenes escritores cubanos, durante la década del 70, conoces a Reinaldo Arenas. ¿Qué importancia tuvo en tu vida y obra tu amistad con Arenas?

Yo conocí a Reinaldo siendo un adolescente, cuando él trabajaba en la biblioteca. Hicimos amistad, lo visitaba en su casa, casi siempre para ir a la playa, él vivía a unas pocas cuadras del mar, nos prestábamos libros, y caminábamos mucho. Lo de las tertulias del parque Lenin vino mucho después. Reinaldo sólo me llevaba cuatro años, pero había leído mucho más que yo y me orientó lecturas, me descubrió autores. Conocer a alguien con los mismos intereses siempre es importante, enseña mucho.

De izquierda a derecha: Juan Abreu, José Abreu Felippe, Luis de la Paz y Reinaldo Arenas

Varios de los escritores de tu entorno, incluidos tus hermanos Juan y Nicolás, se marcharon de Cuba durante el éxodo del Mariel. ¿Por qué no puedes salir de Cuba durante este acontecimiento y tienes que esperar hasta 1983 para emigrar?

Eso habría que preguntárselo a la seguridad del estado. Yo presenté para largarme del infierno igual que ellos. Juan se fue enseguida con la carta de libertad de cuando estuvo preso por la llamada ley de la vagancia, Nicolás y su esposa estuvieron refugiados en la embajada de Perú, y los llamaron enseguida. A mí no me llamaron nunca. Después mi hermana consiguió visas para los que quedábamos, mis padres y yo, por España. Cuando teníamos todo listo, incluidos los pasajes, una tarde estaba sentado en el muro del portal de mi casa, y llegaron ellos, estrepitosamente, se tiraron del carro y me pidieron mi pasaporte. Los demás se puede ir, pero tú no, me dijeron sin dar más explicaciones. Trabajo me costó convencer a mis padres para que se fueran, pero al fin entendieron. A mí me hicieron esperar hasta diciembre de 1983, me citaron de Inmigración, un Día de la Caridad, y me devolvieron el pasaporte. También sin dar explicaciones.

Sales de Cuba en 1983 y te estableces en España. ¿Por qué te vas para este país y no para Estados Unidos, donde ya vivía parte de tu familia? ¿Qué repercusión tuvo en tu vida y obra tu exilio en España? 

Mi hermana que ya vivía en España nos consiguió las visas, mis padres se fueron y yo tuve que sobrevivir sin trabajo hasta que me levantaron el veto. Yo no escogí ir a España, fue lo que se dio y no me arrepiento. Viví en Madrid, que es una ciudad que adoro, hice amistad con gente muy valiosa que me ayudó mucho, trabajé, publiqué mi primer libro. Logré, además, que mis hermanos publicaran sus primeros libros. Vi buen teatro, mucho cine, pude leer libros que en mi país no podía. Fue una experiencia muy positiva. La meta era Miami, porque aquí estaba mi familia.

En Miami has publicado varios de tus libros más conocidos, entre ellos Siempre la lluvia (finalista en el concurso Letras de Oro, 1993), Sabanalamar (Ediciones Universal, Miami, 2002), Dile adiós a la Virgen (Poliedro, Barcelona, 2003), Barrio Azul (Editorial Silueta, Miami, 2008) y El instante (Editorial Silueta, Miami, 2011), que conforman la pentalogía El olvido y la calma. Estas novelas rescatan tu memoria cubana, la de esa Cuba oculta vetada por la cultura oficial cubana. ¿Cuándo comenzaron a escribirse las novelas de esta pentalogía y cómo logras hacer literatura a partir de un testimonio permeado por una realidad que no se puede desligar de la política?

La idea de la pentalogía nació en Cuba, donde escribí las tres primeras novelas, que entonces tenían otros nombres, y que afortunadamente desaparecieron, con otras muchas cosas. También comencé a escribir la cuarta. El proyecto siempre fue la vida de un hombre, en mi caso Octavio, desde su infancia hasta su muerte. La vida fue situando los episodios que habría de narrar, la niñez en medio de lugares muy pobres, la campaña de alfabetización, el servicio militar obligatorio, el amor en medio de una Habana en decadencia, el exilio, primero en España y después en Estados Unidos. Es en Miami donde retomé el proyecto con lo que había logrado sacar de Cuba, que no era mucho, y lo concluí. Yo sólo sé escribir sobre lo que he vivido y eso fue lo que me tocó y casi de esa manera que está en mis libros.

Cómo escritor has incursionado en tres géneros literarios: poesía, narrativa y teatro. ¿Prefieres alguno de ellos por encima de los otros o te consideras tan poeta como narrador y dramaturgo? 

No me atrevo a encasillarme en ninguna de esas categorías, tienen demasiado peso. Trato de aprender, cada día nos depara algo nuevo. En mi caso, cuando nace una idea, ya viene con su forma. Me doy cuenta de que es un cuento o que se presta más para una obra de teatro. La poesía es diferente, no se puede provocar ni construir, hay que atenderla cuando viene. O dejarla pasar.

En tu obra el tema familiar es recurrente, incluso en la poesía. ¿Qué importancia ha tenido para ti tu familia, tanto en tu vida personal como literaria, así como tu relación con tus hermanos y colegas Juan y Nicolás, con quienes escribiste un libro dedicado a tu madre?

Tiene la mayor importancia. Toda mi literatura gira alrededor de la familia, incluso en lo que podría denominarse como ficción, siempre hay un giro, una fecha, una referencia que conduce a ella. La familia para mí siempre ha sido mi motor impulsor. Sin ella no hubiera logrado nada de lo que me he propuesto en la vida. Yo me apoyo en mis hermanos, todo lo que escribo ellos lo leen antes de publicarlo. Atiendo sus sugerencias. El libro Habanera fue, resultó un homenaje póstumo a nuestra madre fallecida.

Nicolás Abreu Felippe

Juan Abreu

¿Te sientes conforme con todo lo que has escrito o todavía tienes pendiente algo que consideras que debes plasmar, digamos, por ejemplo, un libro de memorias?

Yo pienso que uno nunca está conforme con lo que hace. Leo muchas veces lo que escribo y en la medida de mi entendimiento, trato de mejorarlo. Después que publico algo, no vuelvo a leerlo. Quizás porque tema defraudarme. En la actualidad trabajo en varios retos: un libro de cuentos, otro de poesía y en una novela, que no sé si lograré terminar algún día. Trabajar me hace sentir que todavía estoy vivo.

José Abreu Felippe y Luis de la Paz


Joaquín Gálvez (La Habana, 1965). Poeta, ensayista, periodista y promotor cultural. Reside en Estados Unidos desde 1989. Se licenció en Humanidades en la Universidad Barry y obtuvo una Maestría en Bibliotecología y Ciencias de la Información en la Universidad del Sur de la Florida. Ha publicado los poemarios “Alguien canta en la resaca” (Término Editorial, Cincinnati, 2000), “El viaje de los elegidos” (Betania, Madrid, 2005), “Trilogía del paria” (Editorial Silueta, Miami, 2007), “Hábitat” (Neo Club Ediciones, Miami, 2013), “Retrato desde la cuerda floja” (Poemas escogidos 1985-2012, Editorial Verbum, Madrid, 2016) y “Desde mi propia Isla” (Editorial El Ateje, Miami, 2022) . Tiene inédito “Para habitar otra isla” (reseñas, artículos y ensayos). Textos suyos aparecen recogidos en numerosas antologías y publicaciones en Estados Unidos, Europa y América Latina. De 2015 a 2017, fue editor y miembro del Consejo de Dirección de la revista Signum Nous. Desde 2009, coordina el blog y la tertulia La Otra Esquina de las Palabras. Es editor de Insularis Magazine, revista digital de Literatura, Arte y Pensamiento.

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