Tres poemas de William Carlos Williams de “Imágenes de Brueghel y otros poemas”
TRADUCCIÓN DE ORLANDO ALOMÁ
Leyéndole a un cuadro
En un ejemplar de biblioteca en La Habana de 1970, leí Pictures from Brueghel and Other Poems, de William Carlos Williams, que había merecido el Premio Pulitzer en 1963. Por puras ganas y como muestra de mi admiración por Williams --ya yo tenía una página arrancada de una revista americana con su "La carretilla roja" pegada en uno de mis libreros-- traduje al español los diez poemas inspirados por los cuadros de la sección de Brueghel.
Después de un tiempo guardados, mandé las traducciones a la revista de mi alma mater, la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, que los publicó a fines de 1971. Al año siguiente, la embajada belga --Pieter Brueghel, como es sabido, era un pintor flamenco del siglo 16 en lo que luego sería Bélgica-- patrocinó un documental de TV que utilizaba los poemas como narración de los cuadros y que se transmitió en un programa educativo.
Creí que eso sería todo. Aunque había visto algunos de los cuadros en libros de arte, jamás pensé ver un Brueghel original. Pero eso era entonces y allá lejos.
Y esto fue en un nuevo entonces. Cuando viajé a Bélgica en 1999, esperaba ver varios de aquellos cuadros de Brueghel. Pero resultó que había uno solo; los restantes estaban diseminados por otros países. Sin embargo, ese único era "Paisaje con la caída de Icaro", mi preferido. Hay algo a la vez encantador y perturbador en esa vulnerable figura --el innovador, el artista quizá-- que se hunde en medio del indiferente esplendor de la vida cotidiana. Y yo sabía que tenía que rendirle algún tipo de homenaje, establecer un nexo personal con ese cuadro.
Por fin, una mañana de julio me encuentro a las puertas de la sala Brueghel del Museo Real de Bellas Artes en Bruselas. "Icaro" salta a la vista enseguida. Es la joya de la corona y hay un guía hablando sobre él a un grupo de turistas. También hay una mujer ante su caballete, copiando la obra maestra.
Quiero estar solo en la sala, pero percibo que la artista reproductora va para largo. Así que cuando se van los turistas, me acerco tímidamente al cuadro y lo miro bien, fija y amorosamente. Siento en la nuca la mirada impaciente de la copiadora. Le estoy bloqueando la vista. Nervioso, saco del bolsillo mi traducción del poema de Williams -- y se la leo al cuadro.
Y cuando llego a las dos líneas finales: "era / Icaro ahogándose" (debo de parecer el idiota sentimental más grande del mundo), tengo los ojos húmedos y la voz se me quiebra.
Orlando Alomá. Publicado en la sección cultural de The Miami Herald, en 2000.
Paisaje con la caída de Ícaro
Según Brueghel
cuando Ícaro cayó
era primavera
Un granjero araba
su campo
todo el esplendor
del año estaba
despierto tintineando
cerca de
la orilla del mar
interesado
en sí mismo
sudando bajo el sol
que derritió
la cera de las alas
insignificantemente
próximo a la costa
había
un chapaleo inadvertido
era
Ícaro ahogándose
Landscape with the Fall of Icarus
According to Brueghel
when Icarus fell
it was spring
a farmer was ploughing
his field
the whole pageantry
of the year was
awake tingling
near
the edge of the sea
concerned
with itself
sweating in the sun
that melted
the wings' wax
unsignificantly
off the coast
there was
a splash quite unnoticed
this was
Icarus drowning
LA PARABOLA DE LOS CIEGOS
Este cuadro horrible aunque soberbio
la parábola de los ciegos
sin un solo rojo
en la composición muestra a un grupo
de mendigos guiándose
uno al otro diagonalmente hacia abajo
cruzando la tela
desde un extremo
hasta caer al fin en un pantano
donde terminan
el cuadro y la composición
en la cual nadie con vista
está representado los rostros
sin afeitar de los des-
amparados con sus escasas
lastimeras pertenencias una vasija
para lavarse la choza
de un campesino se ve y la aguja de un campanario
las caras levantadas
como hacia la luz
ningún detalle extraño
a la composición uno
tras otro bastón en
mano triunfantes hacia el desastre
The Parable of the Blind
This horrible but superb painting
the parable of the blind
without a red
in the composition shows a group
of beggars leading
each other diagonally downward
across the canvas
from one side
to stumble finally into a bog
where the picture
and the composition ends back
of which no seeing man
is represented the unshaven
features of the des-
titute with their few
pitiful possessions a basin
to wash in a peasant
cottage is seen and a church spire
the faces are raised
as toward the light
there is no detail extraneous
to the composition one
follows the others stick in
hand triumphant to disaster
AUTORRETRATO
Con un sombrero rojo de invierno ojos
azules sonrientes
solo la cabeza y los hombros
acaparando el lienzo
los brazos cruzados una
orejota la derecha viéndose
la cara levemente inclinada
un pesado abrigo de lana
de grandes botones
agrupados junto al cuello revela
una nariz bulbosa
los ojos con los bordes irritados
del mucho uso debe
de haberlos tratado duro
aunque las delicadas muñecas
muestran que no era un
hombre acostumbrado al
trabajo manual sin afeitar la
barba rubia medio recortada
sin tiempo para na-
da salvo su pintura
Self Portrait
In a red winter hat blue
eyes smiling
just the head and shoulders
crowded on the canvas
arms folded one
big ear the right showing
the face slightly tilted
a heavy wool coat
with broad buttons
gathered at the neck reveals
a bulbous nose
but the eyes red-rimmed
from over-use he must have
driven them hard
but the delicate wrists
show him to have been a
man unused to
manual labor unshaved his
blond beard half trimmed
no time for any-
thing but his painting
Orlando Alomá (Cuba, 1942). Escritor, crítico, traductor y periodista. Licenciado en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Oriente, donde luego sería profesor. Durante su estancia en Cuba fue miembro del Consejo de Redacción de la revista El Caimán Barbudo y Secretario de Redacción de la revista Casa de las Américas. Desde su llegada a Estados Unidos, en Miami, trabajó 21 años como editor de mesa, y escritor ocasional, en los diarios El Nuevo Herald y The Miami Herald.