Prólogo de la novela "Un chino que me ponga un cuarto"
©ILEANA FUENTES
Ya eran pasadas la 1:30 de la tarde en el salón de actos de la Unión Femenina Cubana localizada en Paseo No. 260 esquina a 13 en El Vedado. La pequeña sala estaba repleta de periodistas y corresponsales extranjeros. Ocho mulatas altas y esbeltas —camareras por un día— vestidas con coloridos qipaos repartían diminutas tazas de té caliente sin endulzar. Más apropiado hubiera sido servir mojitos con hierba buena y mucho hielo. La temperatura era de 33 grados centígrados en La Habana.
— “Buenas tardes, señoras y señores de la prensa cubana y extranjera”, saludó una mujer desde el micrófono del podio. “Mi nombre es Amadelys Muñiz Estrada, secretaria de comunicaciones de la Unión Femenina Cubana. Esta conferencia de prensa fue anunciada por la UFC para hoy a las 2 de la tarde. En unos momentos daremos comienzo al programa que nos ocupa”.
Ocho filas de 10 sillas plegables cada una se habían instalado hacia el frente del salón, delante del podio. Al fondo, un despliegue de mesitas con bandejas de frutas picadas en trozos, cocteles de camarones, cuadritos de queso con aceitunas y rollitos de primavera brindaban un tente-en-pie. Por ahora los invitados se movían en torno a las mesas probando un poquito de todo y seguramente pensando en la crisis alimentaria que el país estaba atravesando. “¿De dónde habrá sacado la oficialista UFC estas bandejas de camarones, variedades de quesos y rollitos chinos?”
Estaban presente reporteros de Tele Rebelde, Cubavisión, Radio Reloj, Granma, Trabajadores, Juventud Rebelde, Tribuna de La Habana y varios diarios provinciales, al igual que los corresponsales de agencias extranjeras acreditadas en Cuba como la española EFE, la francesa Agence France-Press, la alemana DPA, la británica Reuters, Associated Press, y la Agencia de Noticias Xinhua de la República Popular de China.
De pronto, tres directoras de la UFC entraron al salón y se dirigieron hacia el podio. Muñiz Estrada tomó de nuevo la palabra.
— “Señoras y señores, tengan la amabilidad de tomar asiento a la mayor brevedad. Estamos listas para iniciar la rueda de prensa convocada para esta tarde. Me complace presentar a la presidenta de la Unión Femenina Cubana, María Luisa Preston Machín”.
La mujer más bajita y regordeta de las tres que recién se habían acercado al podio tomó el micrófono, bebió un sorbo de la botella de agua que traía en la mano, carraspeó para aclararse la voz, y comenzó a leer de un disicurso que traía preparado.
— “Estimados y estimadas miembros de la prensa, y corresponsales extranjeros”:
A su derecha hacía señas al público la intérprete para sordos. Cuando todo el mundo ya se había acomodado en su respectiva silla, Preston Machín continuó.
— “Les hemos convocado aquí esta tarde para hablar de una problemática que atañe a nuestro gran aliado la República Popular de China tanto como a nuestro pueblo, si bien con circunstancias y por razones diferentes”.
“Como muchos de ustedes saben, hace muchos años que hay en Cuba cientos de jóvenes ciudadanos chinos estudiando diversas carreras. Algunos de ellos, tanto hombres como mujeres, han decidido casarse con compañeras cubanas para poder permanecer en nuestro país”.
“Cabe mencionaor que en China, el desequilibrio de género y la dificultad de encontrar parejas para millones de hombres, particularmente en zonas rurales, han sido desafíos de gran preocupación para ese país. Por otro lado, Cuba enfrenta retos económicos derivados del bloqueo y de limitaciones estructurales que impactan a nuestra población, en especial a las mujeres, quienes a menudo buscan nuevas oportunidades para alcanzar un mayor bienestar”.
“La profundización de los lazos entre Cuba y China ha dado lugar a una nueva e innovadora iniciativa conjunta que busca atender problemas específicos en ambos países. Nos referimos al programa de matrimonios internacionales que la UFC y el gobierno de Cuba presentan como una solución viable, donde las mujeres cubanas no solo encontrarán opciones de estabilidad y crecimiento, sino también la oportunidad de convertirse en embajadoras de nuestra cultura en un país tan dinámico e importante como China”.
“A su vez, aquellos matrimonios chino-cubanos que opten por residir en territorio cubano, luego de cumplir con los requisitos financieros anuales que asumirá el gobierno en Beijing bajo contrato con el gobierno de La Habana, podrán contribuir al desartollo tecnológico y científico de Cuba al seleccionarse para dichos matrimonios a ciudadanos chinos con educación tecnológica y científica avanzada que aportarán sus conocimientos al desarrollo y la seguridad nacional de la nación cubana”.
“En el contexto de los fuertes lazos diplomáticos entre Cuba y China, nuestro país ha identificado en estas uniones una vía innovadora para fortalecer nuestras relaciones bilaterales, promover el entendimiento cultural y brindar beneficios mutuos a ambas naciones”.
“Desde el punto de vista del gobierno cubano, los matrimonios entre hombres chinos y mujeres cubanas, dentro del marco de programas patrocinados por el Estado, como lo son, por ejemplo, las Brigadas Médicas Internacionalistas, representan una iniciativa estratégica que no solo responde a las necesidades demográficas y económicas de ambas partes, sino que también fomenta el desarrollo personal y familiar de nuestros ciudadanos en un contexto globalizado”.
“Desde la perspectiva del gobierno cubano, este tipo de matrimonios son un testimonio de la manera en que la diplomacia cultural puede impactar directamente la vida de las personas y promover un entendimiento más profundo entre pueblos”.
“Anunciamos que el programa, que lleva por nombre “Misiones matrimoniales chino-cubanas” comenzará con el envío de 10,000 cubanas de entre 20 y 30 años a la República Popular de China para contraer matrimonio en el transcurso de los próximos 12 meses con ciudadanos chinos aptos para casarse y formar una familia. De igual manera, la República Popular de China enviará 10,000 ciudadanos chinos a Cuba para contraer matrimonio con cubanas de entre 20 y 30 años, socias activas de la UFC, seleccionadas de entre la población en las 15 provincias del territorio nacional y el Municipio Especial Isla de la Juventud”.
“Por cada uno de los 10,000 matrimonios que se contraigan y que opten por residir en Cuba, el gobierno de Beijing abonará una cantidad anual al gobierno de La Habana, por adelantado, de US$60,000. Un porciento de esos fondos ayudará a solventar los gastos de vida de cada pareja y el monto se empleará en costear los gastos de gestión incurridos por el estado cubano.
“Por cada uno de los 10,000 matrimonios que se contraigan y que opten por residir en la República Popular de China, el gobierno de Beijing abonará una cantidad anual al gobierno de La Habana, por adelantado, de US$60,000 por cada cubana que preste sus servicios contrayendo matrimonio con un ciudadano chino. Un porciento de esos fondos solventará gastos personales y de vida de cada cubana, que le será abonado a la interesada por el gobierno cubano, y el monto se empleará en costear los gastos de gestión que icurra el estado cubano”.
“La selección de ciudadanos chinos para el programa la hará y costeará la República Popular de China. La selección de ciudadanas cubanas para el programa estará a cargo de la Unión Femenina Cubana en colaboración con las delegaciones provincials de la UFC y el Ministerio de Salud Pública, MINSAP”.
“La República Popular de China costeará todos los gastos de viaje de los 20,000 participantes, tanto de las cubanas que viajen a China como de los chinos que viajen a Cuba. China se encargará también de ubicar a las 10,000 parejas que opten por residir en su territorio en sus propias viviendas conforme a los planes de vivienda del país. Por su parte, Cuba se encargará de ubicar a las 10,000 parejas que opten por residir en Cuba en viviendas adecuadas”.
“Para participar en estas misiones matrimoniales entre Cuba y la República Popular de China, las cubanas interesadas deberán inscribirse en cualquiera de las Casas de Orientación municipales de la Unión Femenina Cubana. Allí podrán verificar que sus expedientes personales las avalan para participar en este programa”.
“La lista de requisitos que cada cubana ha de cumplir puede obtenerse en las Casas de Orientación municipales de la Unión Femenina Cubana, y también aquí en la oficina central de la UFC”.
“Con esto concluye esta rueda de prensa. Si alguno de ustedes tiene preguntas sobre el programa o sobre su próxima implementación, sírvanse hacerlas por escrito y entregarlas a Amadelys Muñiz Estrada, secretaria de comunicaciones de la Unión Femenina Cubana, o entregarlas personalmente en la oficina administrativa de la UFC en este mismo edificio. Muchas gracias”.
Cuarenta y seis sillas rodaron por el piso cuando el tropel de periodistas, mini-grabadoras en mano, se levantó precipitadamente a hacer preguntas, cerrándole el paso a Preston Machín que trataba inútilmente de escurrirse entre la muchedumbre para poder refugiarse en su oficina de la segunda planta.
“Señora Machín, señora directora, ¿puede decirnos si estamos autorizados a anunciar el nuevo programa en los medios de prensa nacionales?”
“María Luisa, María Luisa, ¿cómo se escogerán las 20,000 candidatas al programa?”
“Miss Preston: Are you proposing to rent Cuban women to the Chinese state in exchange for large amounts of money, and for how long?”
“Señora directora: ¿Cómo se asemejará este programa a las Misiones Médicas internacionalistas?”
“Madame Preston, ¿Est-ce que ce programme peut être considéré comme du trafic d’êtres humains?” (Traductor: Señora Preston: ¿Podría considerarse este programa como una práctica ilegal de tráfico humano?)
“Frau Machin, ¿Cuba wird in Zukunft mit Frauen handeln, so wie es mit Ärzten tut? (Traductor: Señora Machín: ¿Traficará Cuba con mujeres en el futuro como lo hace con sus médicos?)
(Traductor: Señora Preston: ¿Quién le enseñará español a los participantes chinos y chino a las participantes cubanas?)
María Luisa Preston Machín trató de esquivar la avalancha humana que le había salido al paso, sin éxito. En el Comité Central del Partido habían tenido razón al aconsejarle que no anunciara el programa en una rueda de prensa. Habían dicho que los periodistas no entenderían la naturaleza humanista del programa, que lo interpretarían como una especie de tráfico de personas y de esclavitud moderna, como se decía de las misiones médicas en la prensa enemiga norteamericana y en Ginebra.
Cuatro escoltas del ejército que habían estado presente —pero invisibles— desde el principio de la rueda de prensa, salieron de sus esquinas y lograron sacar del enjambre humano a María Luisa y a sus asistentas, incluyendo a Amadelys Muñiz Estrada. Los periodistas se dispersaron y en cuestión de minutos, el salón quedó vacío. La intérprete para sordos se esfumó. Las ocho mulatas con sus coloridos qipaos se dieron a la tarea de recoger la comida y las tazas vacías de te. En menos de una hora no quedaría rastro de la controversial reunión, ni de una fruta, camarón, cuadrito de queso, o rollito chino.
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Ileana Fuentes (La Habana, 1948) Escritora y feminista. Salió de Cuba en la Operación Pedro Pan. Reside en EE.UU. desde 1961. Es autora de Outside Cuba/Fuera de Cuba: Artistas cubanos contemporáneos (1989), Dengue: La epidemia secreta de Fidel Castro (2000) y Cuba sin caudillos: Un enfoque feminista para el siglo XXI (1994). Es miembro de la Academia de Historia de Cuba en el Exilio, asesora del Centro para una Cuba Libre, y columnista invitada de CubaNet.