Todos me van a tener que oír y otros poemas
TANIA DÍAZ CASTRO
Todos me van a tener que oír
un día me voy a transformar
en un pomo recto de boca ancha pero sin tapa
un día de éstos confundo a las mariposas
con los murciélagos
un día venzo al sol y te lo pongo
sobre la mesa con el pan a ver cuál es su sabor
a ver si el amarillo es candela o qué carajo
y te indigestas
un día de estos me voy a vietnam y allí me quedo
un día de éstos me miraré al espejo
para hablarme muy en serio como nunca
un día de éstos escribo un poema sobre la inteligencia
y me pongo a decir que es necesario estudiar
sexología en todos los niveles
un día de éstos me convierto en piedras
y digo a romper los cristales de todas las farmacias
y desaparezco porque no estoy de acuerdo
con muchas cosas
un día tú verás que comienzo a escribir poesía
y todos me van a tener que oír.
¿ Cobardía del siglo veinte?
sin dar un grito me tendí en la cama
abro lo ojos
cuento lluvias y cuento serpentinas
cayendo de lo azul gigante
sin dar un grito me tendí en la cama
¿para qué un grito si duermen los espejos?
a leguas está el mar casi lo escucho
la vida se concentra a veces en un grito
pero suspiro
y callo como callan los niños cuando piensan
como callan los viejos cuando se les detiene
el corazón lleno de líneas
ahora me reviento de esperanzas y de esperar
una trampa
una trampa
el trance
una gota y otra que se empolve con el polvo y con el agua
una gota de amor amor aquí tan sola
yo la indócil la insumisa
sin dar un grito me tenderé también mañana en la cama
un grito de águila de halcón
la vida se concentra a veces en un grito
y pienso algo terrible: ¿podré mañana tolerar
el desayuno con este grito adentro que no doy
por pena a los vecinos?
Caminando por La Habana
Hoy caminé por La Habana,
Miré al cielo, las torcazas. Imaginé álamos, laureles.
Aquella nube azul a lo lejos, sobre
La figura de Martí,
con su índice en alto
y el pajarito cagando
sobre su dedo inmóvil.
No quise ver más,
Que mi país se me hunde en el vacío.
A golpe de martillos y hoces descomunales.
Mientras poco podemos hacer.
Palidece La Habana.
Lívida viuda triste entre extraños
que la miran con ojos extraños.
Apenas la puedo mirar.
Con su traje sucio, incoloro,
Sin lámparas ni luces.
Puedes creerlo
Que ya ni ojos le quedan para llorar.
Lo que fui, lo que soy
Fui un viejo negro norteamericano cantando
Viejas melodías del Bronx.
Un loco francés gay amigo de Fouyita.
Cualquiera menos esta mujer cansada
De tanta dictadura hostil de medio siglo.
Fui, de seguro,
La consejera de María Antonieta,
para evitar que perdiera su caballera en la guillotina.
Una noche de amor con Napoleón Bonaparte.
Alguien que pudo tirar la piedra
un 6 de noviembre de 1988
sin temblarle la mano ante el tirano.
Soy, de seguro, esa viuda de decenas de amantes,
feliz con su vestido de flores.
Una mujer que necesita el mar como paisaje cercano.
Alguien que no se olvidó de gritar,
Con la amenaza de un balazo perdido en la frente.
Cualquier cosa
Menos esta mujer cansada
De tanta dictadura hostil.
Todo lo que sabes de mí
Todo lo sabes de mí, el color de mi espuma.
Mis ojos de llorar en
Aquel templo de Kyoto.
Todo lo que dejé de ser. Lo que soy.
La cárcel que he sufrido.
La que tal vez me falta por sufrir.
El poco viento que me queda.
Las hermosas lunas que me faltan.
Este trajín de amarte, entre emails y fotografías
viejas.
Ángel mudo de lápices puntiagudos como fusta
escondida.
Todo lo sabes de mí.
Hasta la mala última palabra de este libro.
Insularis Magazine le agradece a Mary Carmen, hija de Tania Díaz Castro, por poner estos poemas a disposición nuestra, así como al escritor Luis Cino Alvarez por su gestión.
Tania Díaz Castro ( Camajuaní, Villa Clara, 30 de abril de 1939- La Habana, 4 de febrero de 2024) fue una periodista y poetisa cubana. Hija de la trabajadora tabacalera María Claudina Castro Molina y el periodista José Felipe Díaz Ramos. Nació en Camajuaní, Villaclara, el 30 de abril de 1939, se trasladó con su familia a La Habana cuando tenía 13 años. Durante casi sesenta se dedicó al periodismo, en periódicos y revistas, como Prensa Libre, Hoy, La Tarde, Bohemia, Revista Trabajo, La Gaceta de Cuba, Los CDR, y otros. Fundadora de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en 1961 y de la Unión de Periodistas de (UPEC). También fue guionista en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Publicó cuatro libros de poesía con Ediciones Unión así como uno con Linden Ediciones Line Press y otro con ZV Lunáticas. Viajó a Japón en 1972, casada con un japonés, y ahí descubrió que el socialismo y sobre todo el comunismo son un fracaso. En el año 1977 fue expulsada de la UNEAC. En 1987 ingresó al Movimiento de los Derechos Humanos y fue presidenta del Partido de esa organización, pidiéndole un Plebiscito a Fidel Castro, por lo que sufrió prisión en dos ocasiones, y fue amenazada con el fusilamiento si continuaba en la misma. Durante más de 20 años perteneció a la redacción de Cubanet como miembro fundadora.
Desde 1989 a 1990 estuvo encarcelada por haber firmado un documento que pedía a Fidel Castro la celebración de un plesbicito. Fundadora y secretaria general del Comité Cubano Pro Derechos Humanos y fundadora en 1988 del Partido Pro Derechos Humanos.