El derecho a saberlo todo
ÁLVARO ALBA
La importancia de la información hacia los pueblos dominados por regimenes totalitarios fue plasmada en mayo de 1948 por el diplomático estadounidense George Kennan, entonces director de planeamiento político en el Departamento de Estado y profundo conocedor de la realidad soviética y de la política internacional, a quien se le considera el padre de Radio Europa Libre y Radio Libertad.[1]
La necesidad de informar a los que no tienen acceso a información libre tuvo incomprensiones y fue criticada con intensidad y frecuencia. Radio Europa Libre se funda en 1949 para llevar información a los pueblos de Europa del Este, satélites de Moscú. Radio Libertad trasmitía en las lenguas de las repúblicas de la URSS y se fundó en 1951, comenzando a trasmitir en 1953.
En Estados Unidos en ocasiones no se reconocía la labor ni de la Voz de América (VOA), ni de los servicios informativos que el gobierno fundaba. En 1946 las agencias de prensa UP y AP se negaron a dar servicio informativo a la VOA.[2] En la galería de prensa del Senado por décadas tuvo asiento la agencia soviética TASS pero no tenían credenciales VOA, RFE y Radio Libertad. Estaban presentes para informar sobre el legislativo estadounidense TASS, Pravda, Izvestia y Radio Moscú y no las emisoras de radio estadounidenses que trasmitían a los países de Europa del Este y la URSS hasta 1983.[3]
No faltaron los críticos que buscaron eliminar las emisoras. El mismo presidente LB Johnson propuso, pero fue rechazada por importantes figuras de su administración. En el congreso estadounidense intentaron en varias ocasiones cerrar las dos emisoras. Críticos como el senador j. William Fulbrigth y sus colegas Daniel P. Moynihan y Clifford Case. La revista Ramparts, muy influyente en las décadas de los sesenta y setenta, vinculada al llamado movimiento Nueva Izquierda, también fue crítica con la existencia de las dos emisoras.
Por mandato del legislativo, en medio de las más fuertes ataques durante 1971, las dos emisoras recibieron en Munich a enviados de la Oficina del Inspector General (GAO) y al Servicio de Análisis del Congreso, adscrita a la Biblioteca del Congreso, y ambas entidades emitieron opiniones favorables a la continuidad de las dos emisoras.[4]
Una Comisión Presidencial de Estudio encabezada por el Milton S. Eisenhower, ex presidentes de las universidades de Kansas, Pensilvania y Johns Hopkins, presento un informe sobre las dos emisoras en febrero de 1972, con el titulo de El Derecho a Saber.[5] El informe hacía una alta valoración del trabajo tanto de Radio Europa Libre como de Radio Libertad y “recomienda que las estaciones continúen hasta que los gobiernos de los países que ella trasmite permitan el libre flujo de información e ideas”.[6]
El presidente Jimmy Carter, a instancias del Asesor de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, aumento la potencia de los trasmisores para combatir la intensa interferencia.[7]
Durante décadas, diferentes departamentos del gobierno estadounidense, la Casa Blanca, fundaciones, universidades enviaban regularmente a jóvenes estudiantes e interinos a cortos o prolongados periodos para que se familiarizaran con los temas de Europa del Este y la URSS.[8]
Desde un inicio los países comunistas enviaban a la cárcel a los que escuchaban las emisoras occidentales. Ya en la década de los cincuenta, un checo fue sentenciado a 5 años de cárcel por escuchar estas trasmisiones y en Hungría se consideraba una actividad antigubernamental.[9] En 1968 un soldado polaco fue enviado seis meses a prisión por escuchar Radio Europa Libre.[10]
Existía un plan conjunto de los servicios secretos de los países socialistas para combatir RFE/RL, elaborado en 1976 durante un encuentro en Praga, Checoslovaquia. Mediante este plan, todos los órganos de inteligencia buscaban movilizar la opinión publica internacional con el propósito de eliminar las dos estaciones, organizar el envió de cartas al Congreso estadounidense, agencias de prensa y entidades del gobierno estadounidense para buscar el aislamiento de RFE/RL y fomentar la división entre los empleados de estas estaciones.[11]
Unos años más tarde, en 1985, un programa de Radio Europa Libre, que comparaba al General Jaruzelski con Adolfo Hitler a la hora de reprimir al pueblo polaco provocó protestas de Varsovia y un deterioro de las relaciones con Washington.[12]
La influencia de la televisión de Alemania Occidental en el Este era de tal magnitud que se afirmaba que los alemanes orientales se pasaban el día en la RDA y por la noche en la RFA, pues no se apartaban de la pantalla del televisor.[13] No faltaron en Alemania del Este campañas para prevenir la retransmisión de las señales occidentales. Se ordenó a jóvenes y adolescentes de las organizaciones políticas realizar una campaña denominada “Relámpago (blitz) contra las emisoras de la OTAN”, donde por las azoteas de edificios y casas los adolescentes retiraban las antenas y se confiscaban los radios y televisores.[14]
El académico soviético y Premio Nobel de la Paz, Andrei D. Sajarov dice en sus memorias que a través de VOA fue que obtenía información sobre la Guerra de los Seis Días, de la invasión a Checoslovaquia.[15] Otra opositora soviética, activista de Derechos Humanos y Premio Sajarov, Liudmila Alexeyva asegura que las emisoras occidentales era el único medio que tenían los activistas de derechos humanos para expandir sus ideas, sus proyectos y sus denuncias.[16] Desde la cárcel, prisioneros de conciencia como Vladimir Bukovsky y Andrei Almarik escuchaban las emisoras clandestinas para informarse de sus propios procesos judiciales.[17]
También el líder de Solidaridad Lech Walesa reconoce que cuando era un adolescente, comenzó a escuchar REL para conocer los pormenores de la revuelta húngara de 1956, y a pesar de la interferencia, conoció los detalles que no brindaba la prensa comunista polaca.[18]
En la difusión de la situación de los derechos humanos en el Este de Europa estas estaciones tuvieron gran importancia. Sajarov afirma que la creación del Comité de Derechos Humanos en la URSS en noviembre de 1970 tuvo amplio reconocimiento por la cobertura brindada por VOA junto a otras emisoras occidentales[19] que informaban además sobre los juicios a reconocidos disidentes como Andrei Shcharansky (Natan Shcharansky).[20]
La primera critica pública del académico por la invasión soviética a Afganistán el 27 de diciembre de 1979 apareció en el New York Times el 3 de enero de 1980 y fue reproducida por VOA[21] y días más tarde el Kremlin le retiraba todas las condecoraciones y medallas que había recibido con anterioridad Sajarov. El pueblo soviético tenia solamente a RL para conocer de los detalles de la guerra en Afganistán[22], el derribo del avión de KAL en 1983[23] o el desastre en la planta nuclear de Chernobil en 1986.[24]
La unidad de Análisis de Opinión y Audiencia del Área Soviética (SAAOR) de RFE/RL, informó en su anuario correspondiente a 1983-1984 que el 47 por ciento de un grupo de 247 sovieticos entrevistados entonces, citaron a las emisoras occidentales como la fuente de información para conocer los detalles del derribo del avión surcoreano.[25]
El ciudadano soviético, Dimitri Mazur fue condenado a 6 anos de cárcel por poner a todo volumen en una estación de ómnibus, una "estación de radio no identificada" que acusaba a los soldados soviéticos de las atrocidades cometidas en Afganistán; y otro disidente, Victor Davidov, era enviado a prisión por grabar fragmentos de la novela Archipiélago Gulag.[26] También los libros prohibidos por el Kremlin eran leídos para la audiencia soviética en RL, como El Doctor Zhivago, Archipiélago Gulag o 1984 y Rebelión en la Granja de George Orwell.
Las acciones tomadas contra RFE/RL fueron desde el atentado perpetrado por Carlos El Chacal hasta la eliminación física de mucho de sus colaboradores (Georgi Markov o Abo Fatalibey, Leonid Karas y otros), pasando por el secuestro (Stefan Kiripolsky, Aurel Abraniy), asaltos con armas blancas (Emil Geeorgescu) y cartas-bombas.
Atentado Chacal 1981
Los servicios de inteligencia de todos los países socialistas mantuvieron fuerte presión sobre el personal de las dos estaciones y reclutaron a unos y/o penetraron con sus agentes varias dependencias de estas. Los países socialistas estuvieron vinculados en el atentado a RFE/RL en 1981. Documentos de los archivos de la Stasi aseguran que tras el atentado, el grupo de Carlos El Chacal, se podría trasladar a Cuba, para que continuara sus actividades en América Latina y el representante de los órganos de la inteligencia cubana en Budapest, estaba al tanto de lo acontecido.[27] Un enviado del grupo estuvo en La Habana en mayo de 1980 y coordino la estancia en la isla.[28]
Las autoridades polacas, a través de su portavoz Jerzy Urban, llego a declarar durante las luchas del sindicato Solidaridad, y el activismo político en la sociedad, que de cerrarse Radio Europa Libre dejaría de existir la oposición polaca.[29] Durante la ley marcial en Polonia, una entrevista que la televisión estatal le hace a Lech Walesa y nunca trasmitida por su posición critica a ella, motivo que se ordenara la destrucción de la cinta, que nunca fue trasmitida. El audio de la misma, fue rescatado por un militante de Solidaridad y Radio Europa Libre la trasmitió integra, conociendo en Polonia la actitud del dirigente sindical.[30] Ya en la prisión, tras la imposición del toque de queda, el electricista Walesa supo componer con los elementos necesarios un radio portátil para escuchar RFE.[31] Afirma el ex presidente polaco, que el mundo sería hoy diferente de no haber existido las dos estaciones de radio, pues los regimenes totalitarios y la URSS estarían todavía en pie.[32] A finales de la década de los ochenta, los dirigentes regionales en Polonia temían que sus errores fueran expuestos ante la opinión pública a través de Radio Europa Libre.[33] Solidaridad, carente en 1989 de medios propios, supo aprovechar en la campaña electoral de ese año, los programas de REL y BBC para que el pueblo polaco supiera de primera mano sus planes.[34] Durante la primera visita del Papa Juan Pablo II a Polonia en 1979, fue el servicio polaco de Radio Europa Libre quien brindo la mayor cobertura al evento con 13 horas diarias.[35]
En agosto de 1987 miles de residentes de Lituania, Estonia y Letonia se manifestaron por vez primera contra el pacto Ribbentrop-Molotov, asegurando que de no ser por RL, solamente unas decenas hubieran asistido a la protesta.[36] Fue mediante VOA y Radio Europa Libre que los checoslovacos conocían en el verano de 1989 de las personalidades que se sumaban a diario, junto a Vaclav Havel, firmado la petición de reformas - “Unas oraciones”.[37] El futuro presidente de la Republica Checa dice en sus memorias que mediante Radio Europa Libre, estaba al tanto de todos los acontecimientos de la represión policial contra la manifestación del 17 de noviembre en el centro de la ciudad.[38]
Gracias a Radio Europa Libre que el bloque soviético conoció de lo irreversible de las transformaciones en Hungría y la voluntad de cambio del premier Miklos Nemeth.[39] En vivo, Radio Europa Libre trasmitía desde Sopron, Hungría, donde en el verano de 1989 se organizó el Picnic Pan-Europeo, que aglomeró a miles de alemanes orientales, que buscaban escapar a Occidente y las actividades se trasmitían además por estaciones de televisión que se veían en la RDA y otras países del bloque soviético.[40]
Fue una estación de televisión alemana occidental, ARD, la que difundió la noticia de la aglomeración de miles de personas en una de los puntos de control del Muro, llevando a otros miles a los restantes pasos.[41]
En Rumania la emisión de una serie de programas por Radio Europa Libre, denunciando la participación de Ceausescu en el fraude, extorsión, narcotráfico y terrorismo[42] no solo enfureció a la dirección del país, sino también hizo aumentar la frustración del ciudadano común. Radio Europa Libre y los servicios de la VOA se encargaron de difundir la “Carta de los Seis” un documento de ex altos funcionarios de Bucarest, que exigían cambios en el régimen a Ceausescu.[43] Una encuesta realizada entre 241 rumanos por RFE/RL entre abril y junio de 1989 mostró que el 60 por ciento había escuchado de la carta referida.[44] La disputa en Timisoara con el pastor Laszlo Tokes fue ampliamente cubierta por emisoras religiosas occidentales, BBC y VOA.[45]
En 1991 el entonces canciller de Estonia y futuro presidente, Lennart Meri, propuso a RFE al Premio Nobel de la Paz, por su contribución a los cambios democráticos en Europa del Este.[46] Muchos de los disidentes de esos países no podía viajar, ni reunirse con sus coterráneos, y mediante las ondas hertzianas podían comunicarse, conocer del pensamiento de sus compatriotas. A través de los programas comprendían que no estaban olvidados y que pensaban en una democracia en vano. Los más importantes intelectuales de las transformaciones en Europa del Este: Adam Michnik (Polonia), Vaclav Havel (Checoslovaquia) y Gyrogy Karoly (Hungría) tuvieron su forum en RFE. Elena Bonner, viuda de Andrei D. Sajarov, afirma que RL era la barricada y el refugio de los disidentes y opositores soviéticos.
La censura informativa no era monolítica en Europa del Este por estaciones como Radio Libertad y Radio Europa Libre, haciendo que fracasase el adoctrinamiento ideológico, rompiendo el monopolio informativo de los regimenes autoritarios.[47] Las estaciones de radio occidentales llevaron la información no solo de lo que acontecía tras la Cortina de Hierro, también de las ventajas y defectos de la sociedad capitalista,[48] lo que ayudo en el futuro a las transformaciones posteriores en Europa del Este. Esas estaciones radiales y sus programas de noticias, análisis y comentarios, contribuyeron al desmantelamiento del comunismo y fue un arma eficaz.[49]
Alexander I. Solzhenitsyn reconocía que todo lo que acontecía en la URSS se sabía mediante Radio Libertad.[50] El Premio Nobel de Literatura fue por años un devoto oyente de los programas del Padre Alexander Schmemann, reconocido clérigo ortodoxo, a quien el autor de Archipiélago Gulag llamaba “mi sacerdote”.[51]
En los momentos de crisis, la audiencia de las dos emisoras era considerablemente superior que lo habitual, y se caracterizaron por la objetividad. Se buscaban las emisoras para confirmar las noticias, estar al tanto de los que acontecía nacionalmente. A tal punto que del Estado Mayor del ejército rumano llamaron a Radio Europa Libre para confirmar el nombre de la localidad desde donde Ceausescu había escapado, pues no escucharon bien la transmisión.[52]
Ese principio de decir la verdad cuando el adversario miente constantemente lo expreso con claridad el que fuera embajador estadounidense en la ONU, Adlai Stevenson II, durante la administración de J.F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, en una de sus campañas electorales: si ustedes no paran de decir mentiras sobre mí, comenzare a decir la verdad sobre ustedes.[53]
En 1959 los soviéticos propusieron a Estados Unidos reducir las horas de trasmisiones de cada país hacia el otro y reconocieron que lo más preocupante eran los programas sobre el trabajo esclavo en la URSS (campos del Gulag) y los comentarios sobre la salud de Nikita S. Jruschev.[54]
Las preferencias entre los oyentes de Europa del Este estaban con RFE, aparte de que trasmitían las 24 horas, lo sentían como una estación interna, que se ocupaba de sus problemas.[55] En el año 1989 dominaba la audiencia en Checoslovaquia, Polonia, Hungría y Rumania. Los rumanos inclusive la colocaban por encima de las emisoras nacionales durante los tres meses previos a la revolución de 1989 y solo cambia a un segundo lugar cuando Radio Bucarest pasa a informar sobre los cambios durante la navidad de ese año.[56]
Desde la creación de Worldnet, el servicio de televisión de la USIA por satélites, los residentes de Europa del Este comenzaron a recibir la señal mediante platos satelitales caseros.[57] Los alemanes del Este comenzaron en 1989 a mirar la televisión húngara para conocer los lugares de la frontera húngaro-austriaca donde se desmantelaban las alambradas y los checoslovacos compraban televisores, no para mirar la programación nacional, sino la soviética, ya llena de glasnots.[58] Los rumanos se aclaraban entonces cuando captaban los canales de la televisión búlgara.[59]
El tema de la preferencia, según encuestas realizadas en el lugar, muestra que los rumanos se interesaban en un 61 por los cambios, que consideraban importante en los países socialistas vecinos, mientras que un 53 por ciento escuchaban sobre los cambios en la política de la URSS hacia Europa del Este.[60]
Durante el golpe de Estado en Moscú, el 30 por ciento de los moscovitas sintonizaron RL[61], un 18 por ciento la BBC y un 15 por ciento VOA; aunque para los soviéticos, incluido Mijail S. Gorbachev, la BBC era la fuente mas confiable.[62] Radio Libertad estaba sintonizada en las barricadas alrededor de la Casa Blanca donde Boris N. Yeltsin resistía el golpe de Estado y sus corresponsales trasmitían desde allí los pormenores.[63] En 1991 al salir de su detención en Foroso, Crimen, Mijail S. Gorbachev reconoce que se mantuvo al tanto de lo que acontecía y de la resistencia en Moscú y el apoyo de los líderes occidentales por las emisoras de radio occidentales, que por décadas el Kremlin había interferido. Muchos historiadores se preguntan con el perpetuo si – si no hubiera sido por las estaciones de radio, Gorbachev no hubiera tenido la firmeza que demostró. Hubiera firmado la entrega de sus poderes y la historia hubiera cambiado de curso. [64]
El tema de la audiencia de las estaciones occidentales en los países del Este de Europa y la antigua URSS y en especial RFE/RL, estuvo entre los debates en el Congreso estadounidense, en centros académicos, artículos de prensa, etc. El clásico sistema de encuesta occidental era imposible de realizar tras la Cortina de Hierro. Cualquier intento por realizar una encuesta sobre la audiencia de emisoras extranjeras en territorio de los países socialistas eran considerado como un acto de espionaje, reconoce Eugene Parta, ex director del Programa de Evaluación y Análisis de Audiencia de RFE/RL.[65] Solo con la caída del comunismo en 1989 y la desaparición de la URSS se pudo tener una imagen más precisa sobre el impacto de RFE/RL y las demás estaciones de radio occidentales como BBC, VOA, etc.
Una conferencia organizada en octubre del 2004 por el Instituto Hoover, adscrito a la Universidad de Stanford en California, reunió a los principales protagonistas de ambas partes e investigadores del tema.[66] Uno de los asistentes fue Eugene Parta, quien declaraba que ellos realizaban desde la década de las setenta encuestas con métodos establecidos por el MIT y la unidad de Análisis de Opinión y Audiencia del Área Soviética (SAAOR) de RFE/RL. Eran entrevistados sobre todo los emigrantes de origen hebreo y alemán que salían como refugiados desde la Unión Soviética, además de turistas soviéticos y en otra categoría a los recientes emigrados.[67] Estas encuestas las realizaron instituciones neutrales para no preenjuiciar el resultado de las mismas a favor de una emisora.[68]
Según Parta, desde 1978 hasta 1987 VOA era la estación de radio internacional mas escuchada en la URSS, seguida de la BBC y después RL. Al cesar la interferencia de Moscú en noviembre de 1988, Radio Libertad se convirtió entonces en la más escuchada de las emisoras occidentales.[69] Fue entonces un participante en los debates internos de la URSS donde su nivel de relevancia alcazo el 54 por ciento, siendo la única estación en incrementar su audiencia entre 1985 a 1987.[70] Los resultados de las encuestas de SAAOR coinciden con los resultados de las encuestas realizadas por el Instituto de Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de la URSS, según demostró en la mencionada conferencia la investigadora Elena Bashkirova, entonces especialista del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de la URSS y después del centro de investigaciones de Rusia ROMIR. Ella confirmo que en las zonas urbanas del país las encuestas realizadas en la década de 1980 mostraron una audiencia del 25.7 por ciento y el SAAOR tenía un promedio de 27 por ciento.[71] Inclusive el índice geográfico de audiencia era el mismo: alta sintonía en las zonas urbanas, en las zonas europeas, y poca audiencia para el centro del país.[72] Uno de los puntos principales para la audiencia eran los programas sobre los eventos internacionales, que no eran cubiertos por la prensa soviética y un 33 por ciento buscaban otro punto de vista diferente al oficial.[73] Las encuestas realizadas entre los viajeros soviéticos en 1988-1990, coinciden con las encuestas internas que realizaran en la URSS manteniéndose los parámetros en 1992, 1993 y 1994.[74]
Al comparar las dos investigaciones se muestra una similitud en los niveles de audiencia y la búsqueda de información alternativa por la audiencia soviética, así como la confianza en la severidad y objetividad de la información brindada.[75] Parta expone cuatro puntos de las investigaciones soviéticas: las trasmisiones occidentales tenían una audiencia considerable, eran vistas con extrema importancia por las autoridades soviéticas, por lo que las atacaban, interferían e intimidaban, obligaron a reformar la radio y la televisión soviética y ayuda a reforzar las actitudes prodemocráticas en la URSS.[76]
En el debate entre el totalitarismo y la democracia la libertad de información (y es eso precisamente lo que son las estaciones de radio, televisión y las paginas de Internet) fue uno de los instrumentos vitales para la democratización.
RFE/RL enfatizan la individualidad, la variedad, la diferencia y la libertad. Las dos estaciones mantenían viva la esperanza en esos países, obligaba a los regímenes comunistas a mantenerse a la defensiva dando información que habitualmente no publicarían, y se les impuso unos costos excesivos tratando de bloquear las señales. Enseñaba RFE/RL el debate, la diferencia de opiniones, escuchar el argumento contrario y tomarlo en cuenta.
Ayudaron estas a crear la sociedad civil dentro de una sociedad totalitaria, a que se apreciaran los valores individuales y los derechos humanos. Mas que combatir un sistema RFE/RL ayudaron a instaurar la democracia. Todavía hoy día participan con legítimo derecho en el espacio informativo y medios de prensa, tanto de Rusia, como de Ucrania, Moldavia, Bulgaria o Rumania.
[1] Cummings R. H. Cold War Radio. McFarland & Company. N. Carolina. 2009. p. 6
[2] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 17
[3] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 18
[4] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 143
[5] Cummings R. H. Cold War Radio. McFarland & Company. N. Carolina. 2009. p.29
[6] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 146
[7] Gates Robert M. From the Shadows. Simon&Schuster Paperbacks. New York. 2006. p. 94
[8] Urban G. RFE and the pursuit of democracy. Yale University Press. New Haven. 1997. p.51
[9] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 63
[10] Rosenberg Tina. The haunted land. Random House. New York. 1995. p. 155
[11] Cummings R. H. Cold War Radio. McFarland & Company. N. Carolina. 2009. p. 266
[12] Rachwald Arthur R. In search of Poland. Hoover Insitution Press. California. 1990. p. 84
[13] Taylor Frederick. The Berlin Wall. Bloomsburry. London. 2006. p. 180
[14] Taylor Frederick. The Berlin Wall. Bloomsburry. London. 2006. p. 291
[15] Sakharov Andrei. Memoirs. Alfred A. Knopf. New York 1990. p. 281
[16] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 122
[17] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 125
[18] Puddington Arch. Broadcasting Freedom. University Press of Kentucky. Kenctucky. 2000. p. 310
[19] Sakharov Andrei. Memoirs. Alfred A. Knopf. New York. 1990. p. 320
[20] Sakharov Andrei. Memoirs. Alfred A. Knopf. New York. 1990. p. 484
[21] Sakharov Andrei. Memoirs. Alfred A. Knopf. New York. 1990. p. 509
[22] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 163
[23] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 54
[24] Urban G. RFE and the pursuit of democracy. Yale University Press. New Haven. 1997. p.18051
[25] Soviet/East European Survey, 1983-1984. Select Research and Analysis from RFE/RL. Edited by Vojtech Mastny.Duke University Press. Durham 1985. p. 49
[26] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 167
[27] Cummings R. H. Cold War Radio. McFarland & Company. N. Carolina. 2009. p. 109
[28] Cummings R. H. Cold War Radio. McFarland & Company. N. Carolina. 2009. p. 221
[29] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 158
[30] Sebestyen Victor. Revolution 1989. Panteon Books. 2009. New York. p. 96
[31] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 159
[32] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. ix
[33] Kotkin Stepehen. Uncivil Society. Modern Library. New York. 2009. p. 113
[34] Sebestyen Victor. Revolution 1989. Panteon Books. New York. 2009. p. 288
[35] Kotkin Stepehen. Uncivil Society. Modern Library. New York. 2009. p. 116
[36] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 163
[37] Havel Vaclav. To the castle and back. Alfred A. Knopf. New York. 2007. p. 52
[38] Havel Vaclav. To the castle and back. Alfred A. Knopf. New York. 2007. p. 75
[39] Meyer Michael. The year that changed the world. Scribner. New York. 2009. p. 32
[40] Meyer Michael. The year that changed the world. Scribner. New York. 2009. p. 99
[41] Taylor Frederick. The Berlin Wall. Bloomsburry. London. 2006. p. 427
[42] Kotkin Stepehen. Uncivil Society. Modern Library. New York. 2009. p. 93
[43] Sebestyen Victor. Revolution 1989. Panteon Books. New York. 2009. p. 272
[44] Cummings R. H. Cold War Radio. McFarland & Company. N. Carolina. 2009. p.133
[45] Sebestyen Victor. Revolution 1989. Panteon Books. New York. 2009. p. 382
[46] Urban G. RFE and the pursuit of democracy. Yale University Press. New Haven. 1997. p.51
[47] Rachwald Arthur R. In search of Poland. Hoover Insitution Press. California. p. 113
[48] Kotkin Stepehen. Uncivil Society. Modern Library. New York. 2009. p137
[49] Puddington Arch. Broadcasting Freedom. University Press of Kentucky. Kenctucky. 2000. p. 313
[50] Puddington Arch. Broadcasting Freedom. University Press of Kentucky. Kenctucky. 2000. p. 174
[51] Puddington Arch. Broadcasting Freedom. University Press of Kentucky. Kenctucky. 2000. p. 165
[52] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 189
[53] Matlock J.F. Jr. Reagan and Gorbachev. Random House. New York. 2004. p. 17
[54] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 93
[55] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 133
[56] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 190
[57] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 178
[58] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 182
[59] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 189
[60] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 191
[61] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p.xv
[62] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 194
[63] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 195
[64] Nelson M. War of the Black Havens. Syracuse University Press. 1997. p. 196
[65] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 1
[66] http://www.hoover.org/research/conferences/3042321.html
[67] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 3
[68] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 2
[69] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 5
[70] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 36
[71] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 70
[72] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 71
[73] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 72
[74] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 25
[75] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 73
[76] Parta Eugene. Discovering the hider listener. Hoover Institute Press. California. 2007. p. 64
Álvaro Alba Historiador y periodista, nacido en Cuba en 1963, especializado en temas de Europa del Este y la ex Unión Soviética. Máster en Historia por la Universidad Estatal de Odesa, Ucrania. Premio Emmy 2017 (Emmy Award) en la categoría de Documental Histórico.
Ha publicado en ABC, Diario de Las Américas, El Nuevo Herald, entre otros. Actualmente trabaja en MartiNoticias.com. Autor de Castro y Stalin, almas gemelas (2002); En la pupila del Kremlin (2011) y Rusia: la herencia del estalinismo (2012). Es Asociado Principal de Investigación (Senior Research Associate) del Centro de Estudios Cubanos (Cuban Studies Institute CSI) de Miami y miembro de la Asociación para Estudios Eslavos y del Este de Europa (ASEEES).