Tres relatos breves de "Gabinete de dragones"
Érase una nariz a un dragón pegada… Así principiaban los versos del poeta, pero eran inexactos, pues el dragón no era otra cosa que nariz, una nariz inmensa, una nariz superlativa. La nariz recorría las calles de San Petersburgo olfateándolo todo, pues se alimentaba exclusivamente de olores. Podría decirse que «metía la nariz en todo»… Los dulces olores que brotaban de los hornos de las pastelerías lograban saciarlo en pocos minutos.
Fragmento de "Andor"
Apagué el teléfono y me acerqué como un invitado a la llave de gas. La giré como si fuera a revivir ese momento en el que los recién nacidos respiran por primera vez afuera del vientre materno. Abrí la puerta del horno y me introduje de vuelta en esa oscuridad pura y milagrosa, en ese útero que alguna vez prometió no abandonarme. Comencé a tararear una melodía, sustituyendo mi voz por la de mi madre.
Fragmento de "Cartas marcadas"
Pucha:
Hoy Tairelsyta cumple 26 años.
¡Cuánta juventud! ¡Cuánto entusiasmo ha de asistirla! ¡Cuántos anhelos de ver a su hijo –mi nieto- hecho un mocetón virtuoso y fuerte!
¿Les dejaré de herencia una Patria envilecida, pobrísima, estancada?
¿Será posible que Samuel también tenga que padecer las ataduras físicas y morales del totalitarismo?
La traición
En ningún momento he pensado en arrepentirme de nada; no tengo porque hacerlo, además, la idea no me entusiasma mucho. Las cosas ocurren, ocurrieron y creo que si intento lamentarme sería como asumir una suerte de falta que no he cometido; por otra parte, estoy segura que pasaría el resto de mi existencia mucho más amargada, con complejo de culpa que no, que definitivamente no debo arrastrar.
Fragmento de “Donde empieza y acaba el mundo”
– Los muertos deben descansar en paz.
– Juana Borrero no fue una persona cualquiera. En estas actas está documentada la exhumación. Nosotros encontramos sus restos hace más de treinta años en la tumba de Aurelio Cordero, en el cementerio de Cayo Hueso, después de 76 años de su muerte, para trasladarlos a un mausoleo…
El mirón de las cinco
¿Es normal que un hombre normal ame a un maniquí? Desde luego que sí. Lo anormal quizá fuera que el maniquí ame al hombre. Este es el tipo de menudencias en las que me gusta pensar mientras practico mi deporte favorito que es el aburrimiento. Sólo cuando me aburro siento que estoy instalado cómodamente en el tiempo. Libre por un rato de la tiranía del reloj…
Fragmento de “Bandidos”
El Putas dejó ver la jota de espadas, luego la de corazones, luego la de tréboles y al final volteó la de diamantes. Después masticó un slice de cheese pizza de la caja de Little Ceasar, y dijo que se los había culeado otra vez. Luisito tiró dos billetes de diez sobre la mesa; y el Chuy se levantó…
Táneshka
Una vez cerrado el inevitable paréntesis de algo más de dos años, impuesto en las vidas de todos, por causa, o con la excusa de la pandemia, o naturalmente concluido éste, Paola y yo, habíamos alquilado un cottage cerca de Port Isaac, donde entonces se rodaban los capítulos correspondientes a la enésima temporada, de la exitosa serie “Doc. Martin”…
Fragmento de “Un mariachi viejo”
Como ella no lograría desenvolverse en el cuarto de azotea, fuimos a un hotel. El Atlante, que debe estar aún en la calle Ciencias, esquina con Martí, en la colonia Escandón. Dije “fuimos a un hotel” porque solo visitamos ese.
El Atlante no está cercano ni de su casa ni de su hospital ni del periódico, pero ella me lo propuso: de casualidad lo había hallado en Internet y le pareció bonito…
Fragmento de “No me hablen de Cuba”
Nadie me recibe y nadie me va a despedir. Hace tiempo dejé de creer en Ítaca. Demasiado tarde. Levanta la cara y no llores. Ya estás en Cuba. ¿Quién te habrá mandado a regresar? ¿No te cansaste de repetir que no volverías ni en sueños, aunque Gardel te diera nostalgia y tus amigos dijeran que era necesario reencontrarse con la patria? La patria...
Gastón
La tarde volvía a lucir espléndida. Fue entonces que la elegí. Tenía un aire tan sereno y altivo que pensé que no me complicaría entrando y saliendo continuamente de tiendas y bazares, o subiendo y bajando de tranvías. Llevaba un bolso que parecía algo pesado, si bien no aparentaba estar completamente lleno. Suponía que la dama no rebasaba la medianía de edad; aún así, caminaba despacio, como si tuviera…
Fragmento de “Al borde de la cerca”
Los 10 días que estremecieron a Cuba Aún después de que mi hermano me comentó que oyó decir por la Voz de las Américas que 74 o 75 personas más o menos (no recuerdo la cifra exacta), se habían asilado en la embajada de Perú, no fue mi idea aventurarme a pedir asilo en la sede diplomática y traté de olvidarme por completo del asunto. Nació en mí la duda y vivió hasta…
Fragmento de “Nuestra hambre en La Habana”
Abuelo
A mi abuelo nunca le gustó Aquello. O puede que sí. Quizás durante los primeros meses en que Aquello se deshizo en promesas para todo el mundo. En que negaba lo que era y afirmaba lo que no iba a ser. “La Revolución era…
El vuelo y la caída del dron
La primera vez apareció en lo alto de la noche silenciosa, salido de la nada, o eso me pareció. Alumbraba de verde esmeraldino la panza abultada y compacta de una formación de nubes. El efecto de la luz al interior del nimbo era de un verde algodonado con vetas, manchas, coágulos de un verde oscuro, verde olivo más bien…
Fragmento de “Diario para Uchiram”
Mi memoria se remonta a aquel día 1o de septiembre del año 1969, caminando sobre la tierra húmeda por el rocío, a través de un trillo lleno de paz, prácticamente oculto por la vegetación. Me dirigía a las oficinas de “Fuerza y Trabajo” donde había sido citada por Isidro Masa Gil, el jefe regional. Iba a recibir una nueva ubicación…
Fragmento de “Pobre Cuba”
Capítulo 5. Horrores de la prisión política
En un libro de memorias, en cualquier libro de memorias, siempre hay momentos en los que debemos compartir lo que no quisiéramos recordar ni haber vivido, porque nos resultan desagradables, tristes, angustiosos y en ocasiones por ser recuerdos sangrantes o sangrientos…
Fragmento de “Aquí lo que hay es que irse”
1
Una no sabe con quién vivió por ocho años, hasta que te dicen:
–Vete.
(De la casa común, con el hijo común, los dos gatos y la computadora).
Mi madre lee varias veces el email en la pantalla. Está a punto de iniciar una frase. “Si tú hubieras…”–pienso.
Fragmento de “En olor de lluvia”
Y cuando Florencio Flores llegó a La Charca las viejas, en un círculo de pueblo esperanzado, gemían al ritmo de los retortijones. Al pie del pantano el cura Casto Castor, ayudado por el monaguillo Carmelo Carmenate, oficiaba misa. Más allá, La Matasiete, Yoya, las demás; René Reynoso, Balbina Balbín y adeptos, pedían el auxilio divino de Palomino
Fragmento de “Procesado en el paraíso”
CAMBIO DE ESCENARIO
Mi padre trabajó como voluntario para la Campaña de Alfabetización y tan pronto como pudo me buscó un lugar más cerca y con más comodidades. Ya lo tenía todo arreglado en el poblado de Sevilla a unos pocos kilómetros de Santiago. Allí tuve otro alumno que aprendió muy rápido. Había sido mayoral de la finca Hicacos dedicada a la
Fragmento de “Inquisición roja”
PRÓLOGO
1964
Hasta entonces no eran conscientes de haberse visto en el campus universitario. Ella venía con el cabello suelto y los libros aferrados al pecho, el aire la empujaba escalinata abajo, como si volara sobre los peldaños, al amparo de la imponente Alma Mater.