Retrato y otros poemas
Mujer, yo sí sé jugar con tu retrato:
Sé encontrarte por la piel de sus esquinas,
llamarte por sus sombras y que vuelvas
a cederme asilo por esa geografía.
Sé nombrarte y hacer que tú me nombres,
saltar de mi silencio al tuyo iluminado,
e ir llenándome de ti como encendido.
Preferimos el Paraíso y otros poemas
Santo admirado por los cielos, feliz Felipe Neri era el patrón
de mi colegio allá en La Habana, en que la calistenia al aire libre
y el canto sacro dentro
disponían el cuerpo y el espíritu
para eventuales cataclismos de alma.
saltar de mi silencio al tuyo iluminado,
Al regreso del olvido y otros poemas
El tiempo me disfraza de quijote
a pesar de mi vieja obsesión de querer ser feliz.
La mañana secuestra el ímpetu
de aquella dimensión de los recuerdos
a pesar de las palabras y la oligarquía de los sueños…
Poemas de "Voz Cautiva"
Sobre la cama muerta
muere el derecho no saciado
muere la fiebre que me hizo feliz
de arañar al silencio con un lápiz.
solo puedo vaticinar este acróstico informe
de dos mil veintidós
con treinta y nueve melancolías.
Poemas de "Rondas y presagios"(Obra poética 1969-2012)
Cuando se dobla el papel que usas en tus cartas,
las letras quedan del otro lado de la vida,
se vuelven oscuros relieves,
desplazan una respiración temerosa,
La voz de mi madre y otros poemas
No me acuerdo de la voz de mi madre.
Veo su rostro ahí, como siempre,
que me sonríe.
Sé que me está diciendo algo,
pero solo consigo ver sus labios
que se mueven sin dejar de sonreír,
Poemas de “La patria es una naranja”
Isla de Cuba,
cuántas guitarras han sido rotas en tu nombre,
cuántos tiranos te han violado
luego de haberte proclamado doncella
nuevamente
Nudo gordiano y otros poemas
Atados de pies y manos
un nudo en la garganta.
La pena, el hambre
o simplemente el amarre sobre nuestros pasos
en la colegiala: su cabeza y su cinta
Canto a la Isla amada y otros poemas
Voy por este camino
donde el dolor y el presagio
es el mismo de ayer,
cuando cruzaban los menceyes
trayendo a sus cautivos.
Todo parece tan ajeno
Nueve poemas de “Gastón Baquero, lo que no se ve”
Ir hacia ti, mujer de la ancha sombra,
Celosa de tus luces recogidas,
Donde enmudecen ya sendas heridas
Entre la Gracia que el silencio nombra.
Ir hacia el lirio que en tu frente asombra…
Yo no hallo y otros poemas
Yo no hallo paraíso sin ti
camino sin ti
rumbo, tiempo
puentes que no sean tus ojos
aire que no esté en tus labios.
Yo convoco a los astros a decir…
Sin pelos en la lengua y otros poemas
A rayo ha de saber ese jabón
porque inevitable será afeitar
con la debida frecuencia
semejante fláccido instrumento,
tomando precaución en esa,
eso sí, ineludible competencia…
Donde termina la desesperanza y otros poemas
Ha muerto Ray Bradbury,
todos brindan con vino del estío.
Ayer murió una muchacha atropellada por un camión,
la prensa no ha dicho nada.
No me abraza bandera alguna.…
Fuego y otros poemas perdidos
Sea esa risa de sarmientos locos
el danzarín reflejo de su muerte.
La piedra del hogar mana descanso
cuando helada y sopor pueblan el tiempo
del tacto inerte de su lengua escasa.
Todos me van a tener que oír y otros poemas
un día me voy a transformar
en un pomo recto de boca ancha pero sin tapa
un día de éstos confundo a las mariposas
con los murciélagos
un día venzo al sol y te lo pongo …
Excelencias de la vida común y otros poemas
Hazme el amor,
como si no existiéramos,
como si yo fuera el cuerpo que deseas,
y no, tan solo, el amor de la casa.
El azoro y otros poemas
Lo más terrible es este azoro
De sentirse uno mismo y no explicarse
De callar lo que no se debe
Lo que perdió su medida al paso de los días …
Calle Concordia y otros poemas
La casa donde nací ya no es mi casa:
tiene nuevos propietarios
y ciertas modificaciones
en la estructura
y la decoración.
En fin, la vida, y otros poemas
Hablaremos palabras caídas en gotas de azogue
El sueño eterno de la eterna juventud
como el primer emperador
que unió la China
Para entonces…
Little Havana Memorial Park y Calle Estrella y otros poemas
I
Cuanto queda de Little Havana
es un quicio: el atardecer lo cubre;
todos los atardeceres se unen para cubrirlo.
En ese quicio dejamos sentada
nuestra sentencia.
Vidas que fueron un número
menos inequívoco que el del Seguro Social
edificaron este panteón: